Es increíble como no estáis nunca contentos. Hay un pesimismo que vive dentro de vuestro organismo que no os deja disfrutar las cosas, ni cuando van mal, ni, lógicamente, cuando van bien; porque una parte de vosotros cree que es temporal, y que en algún momento, las aguas volverán a su cauce, el del fracaso. La temporada de los Celtics 2021/22 es el enésimo ejemplo de insatisfacción en vuestras vidas. Boston ha sido uno de los mejores equipos de la NBA, se puede argumentar incluso sobre si ha sido el mejor de 2022, y es sin duda uno de los mayores candidatos de la conferencia. Y estáis enfadados por el rival de primera ronda (que aún no es oficial, por cierto). 

Llegada la mitad de la temporada, Boston todavía tenía récord negativo: 20-21. Tener dudas era hasta cierto razonable, aunque no le disteis ni un minuto para aclimatarse a Udoka. Desde la primera noche, la derrota ante los Knicks, algunos atacasteis al nuevo head coach de Boston en su primera experiencia en un banquillo NBA. Desde la primera noche. No se tuvo en cuenta que en los primeros 2 meses, hasta el 20 de Diciembre, el quinteto titular de los Celtics sumaba 87 minutos juntos. Esperabais que un proyecto nuevo, desde las oficinas hasta la pista, funcionara desde el día uno. Fuisteis a cuchillo desde el primer minuto siendo irrazonables. Y empezasteis una relación negativista con un equipo que estaba en pañales. No creíais en este equipo.

Llegó 2022. Boston entró al nuevo año con una victoria ante Phoenix y tras un par de semanas, todavía con la resaca de COVID y la baja de Marcus Smart, el equipo empezó a tener otro color. Primero, por la famosa sesión de video de Udoka el 21 de Diciembre, los cambios en la rotación de Ime (sentando a Schröder en el clutch) y tercero, y más importante, salud. Porque en los 87 minutos que os comentaba antes, Boston tenía una defensa históricamente buena y un net-rating que sería el mejor de la NBA. Y era tan fácil como pensar que, si Boston podía permitirse usar ese quinteto de manera habitual, el equipo iba a funcionar. Los Celtics tenían potencial, la matemática lo demostraba. Dicho y hecho. Y aun así, no creíais en este equipo. 

En el deadline Stevens cumplio casi todo lo que se le pidió. Se deshizo de Dennis y Kanter, consiguiendo ademas una pieza que va a ser clave en primera ronda como Daniel Theis. Y convirtio a Josh Richardson en un jugador mejor y con contrato a mayor largo plazo: Derrick White. Pero como los tiros no le entraron el primer mes, nunca os gusto el traspaso, sin importar que sea mucho mejor defensor que cualquiera de los que salieron, que tome siempre la decisión correcta en ataque o que pueda hacer que el colectivo funcione mejor. Bueno, pues en los últimos minutos está tirando 48.6% en triple con 12.9 puntos por noche. Llega a playoffs al mejor nivel posible. Y aun así, no creíais en este equipo.

Marcus Smart, Jayson Tatum y Jaylen Brown, tres de las estrellas de los Boston Celtics

Desde el All Star de la NBA, Boston ha sido el mejor ataque de la NBA (122.6 puntos por 100 posesiones) con 3.4 puntos de diferencia sobre el siguiente equipo de playoffs, y al mismo tiempo, la tercera mejor defensa de la liga (109.9, a 0.2 del primero). Queríais defensa y Boston tiene la mejor de la NBA; queríais ataque y Boston ha vuelto a mover el balón, dejando de banda el hero-ball, los aclarados, con un point-guard perfecto para el equipo y un jugador top-6 de la NBA. Udoka prometió defensa y un juego coral en su rueda de prensa de presentación y para Marzo, había cumplido ambas, mejorando las cifras de Brad Stevens. Los pilares que Auerbach implementó en Boston se estaban ejecutando. Y aun así, no creíais en este equipo.

Y ahora, tras haber acabado la temporada 31-10, tenéis miedo de un seed 7. Queríais evitar a un seed siete, aunque eso implicara jugar la segunda ronda ante el campeón fuera de casa. Queríais evitar a un equipo que ataca peor que Boston y que tiene la décima peor defensa de la NBA, la cuarta si miramos solo los equipos vivos en este momento. Hay que ser humildes, hay que ser cautelosos, no hay que vender la piel del oso antes de cazarla y sí, es Kevin Durant. De ahí, a querer perder un partido hay mucho. Porque sin con este proyecto, que va a ser el que va a tener que llevar a Boston a un anillo en el próximo lustro, les pides que pierdan un partido para evitar a un equipo de play-in, qué mensaje estás enviando. 

Puedes perder, siempre se puede perder. Tatum se puede lesionar en el primer partido, Kevin Durant puede promediar 54 puntos, puede Rob Williams no volver hasta Octubre. Pueden pasar mil cosas, porque en la vida y en el deporte, pasan cosas cada día. Pero no creer en este equipo es un error. Nos han dado cuatro meses de auténtica locura, de disipar cualquier tipo de duda y soñar con pelear con cualquiera, con el que venga. Los algoritmos siguen teniendo a Boston como favorito en el Este y creo que, ahora sí, es momento de creer. Y si por lo que sea, aun así, no creéis en este equipo, el problema lo tienes vosotros. Boston ha hecho todo lo que se le ha pedido y más. Udoka acabará top-4 en el Coach of the Year siendo su primero año en un banquillo, Smart es el favorito para ser DPOY, Tatum será All NBA 1st Team si votan a Embiid como center y probablemente top-6 en el MVP. Si no creéis, es vuestro problema. 

Podéis hacer dos cosas. Disfrutar el proceso, sin importar el resultado final, o vivir preocupados porque algo malo va a suceder pronto. Pero os aviso ya, Boston acabará perdiendo, porque siempre acabas perdiendo. En la NBA gana uno y pierden 29. Y si no es esta temporada, será la siguiente o la otra, pero acabará perdiendo en algún momento. Por eso, amigo mío, disfruta el camino que lo han caminado para ti. 

Y tras casi mil palabras, si aun así no creéis en este equipo, no hay nada más que hacer.