¿Por qué informar sobre la NBA no exige un vasto conocimiento de la temática? ¿Por qué a los periodistas en España que venden NBA no se les pide saber sobre lo que están informando? ¿Por qué un artículo puede mentir, estar titulado en condicional, llevar información incorrecta o directamente ser una invención y no pasa nada?

Todos sabíamos a la perfección desde hace días que si Neymar quería salir, el PSG tenía que pagar 222 millones de euros de la cláusula de rescisión del Barça. O que el Mónaco pide 180 por Mbappe, que James ha salido cedido con doble opción de compra y un coste de 5 millones anuales. Lo sabemos porque nos lo han dicho hasta la saciedad. ¿Conoce el público el nuevo CBA? No, no interesa. ¿Conoce los bird-rights, MLE, o incluso los contratos máximos, mínimos o rookies? No, tampoco. ¿Los conoce el periodista? Lo dudo mucho. 

Leemos muchos sobre la NBA, demasiadas cosas y no todas ciertas. Es difícil encontrar un medio de comunicación sobre NBA que cumpla todos los requisitos: análisis, historias, perfiles, opiniones contrastadas y que no venda humo. Y es muy fácil encontrar periodistas, generalmente que siguen el baloncesto FIBA, que salen a la palestra NBA solo cuando Curry anota 13 triples o Popovich abronca a Pau. Y salen sin saber, claro. Y luego pasa lo que pasa. Poco nos pasa, por cierto. 

hi-res-864435a4b99b08c882028cd8de9470fe_crop_north

La NBA ha conseguido evolucionar el periodismo: para bien y para mal. Ha sido el primer gran bastión del periodismo de datos, en USA en inicio, y poco a poco, extendiéndose por el resto del mundo eso que algunos llaman periodismo de datos, advanced-metrics o simplemente analytics. Pero por otra parte, ha sido, es y seguirá siendo una de las cunas del click-bait: ¿has visto el último triple sin mirar de Curry? ¡El mejor mate de LeBron! o mis favoritos, el formato ÑBA: El Stockton español hace un Jason Williams en la casa de Harden. 

Evidentemente que los high-lights venden, mucho. Si no hubieran jugado Carter, McGrady, Kobe o Iverson, muchos de nosotros no estaríamos ahora mismo viendo NBA. Y disfrutar la mejor liga del mundo es un proceso evolutivo:

    1. La descubres.
    2. Te enamoras, de un jugador, de la liga o de una franquicia.
    3. Consigues de la manera que sea empezar a seguirla.
    4. Te vuelves un auténtico freak.

Pero los tiempos han cambiado, Twitter está en nuestro día a día y hoy existen cuatro tipos de aficionados NBA que mi amigo Alberto supo describir a la perfección: 

Algo así como los niños rata de Minecraft. Pero peor, porque es algo que me afecta a mi. En su mayoría jóvenes que no han visto más de dos partidos de NBA y se alimentan de esas cuentas de Twitter que suben fotos, GIFs y videos cortos con la jugada más espectacular de la noche. O esas webs –yo escribí en alguna– que se fomentan de jóvenes en su mayoría estudiantes de periodismo y que buscan la fama –las webs, no los estudiantes– mediante el artículo fácil. Este hilo lo refleja mejor que yo. 

Uno debe saber qué busca y con el tiempo, dónde encontrarlo. Y por suerte, hablar inglés es una ventaja importante, aunque quedan algunos rebeldes que se niegan a firmar el artículo corto, con el video que busca los clics y analizan el por qué de las cosas. Y lanzan preguntas al aire. Por ejemplo, ¿por qué se puede informar de la NBA sin saber? No lo sé, señores. Pero en la lucha no estamos solos, señores.