En 2003, cuando Wyc Grousbeck y Steve Pagliuca le entregaron las llaves de la franquicia más ganadora de la historia de la NBA a Danny Ainge, no tenían ni la menor idea de donde se estaban metiendo — ni con quién. Sí, Danny tenía experiencia como jugador NBA (1042 partidos, 556 en Boston) y muchos de sus compañeros le consideraban el jugador con mayor IQ o más inteligente en la pista. También tenía otros tres años y medio como entrenador en Phoenix, donde había colgado las botas (136-90, 60.2% de victorias). Pero de ahí a dirigir las operaciones de los Boston Celtics en la peor etapa de su historia, hay mucha diferencia. 

Desde 1957, cuando Red Auerbach levantó el primer anillo como head coach de los verdes, nunca habían sumado más de cuatro años sin un título, e incluso en esos periodos (1970-73 y 1977-80) el equipo era un habitual en las finales de conferencia. Para 2003, Boston llevaba 17 años sin un título, 16 sin unas finales y todavía se estaba recuperando de Rick Pitino (al que vamos a llamar RP para no mencionar nunca más). Al mismo tiempo, los Patriots empezaban a ser un equipo de élite (SB 2001 y 2003) con Brady, los Red Sox ya tenían en sus filas a Pedro Martínez y David Ortiz listos para acabar con una sequía de casi un siglo y la atención se alejaba cada día más del TD Garden. 

Rick Pitino habla con Bryant Stith, Paul Pierce, Antoine Walker y Vitaly Potapenko | David Maxwell/AFP via Getty

El problema era importante. Y la plantilla una incógnita. Dos all stars lideraban un equipo que venía de hacer finales de conferencia en 2002 (cayeron 4-2 v Nets) y semifinales en 2003 (4-0 v Nets). Pero mientras Pierce (25.9) y Antoine Walker (20.1) se iban a cifras de estrella cada noche, nadie más superaba los 10 puntos por partido. En los últimos años, Chauncey Billups (#3 del draft) y Joe Johnson (#10) habían salido traspasados, en una muestra clara de ineptitud a la hora de analizar talento. Nadie capitaneaba una nave que por historia, por recorrido y por respeto, merecía una figura digna al mando.  

Entre 2001 y 2005, los Celtics tuvieron cuatro entrenadores distintos, desde RP, que no consiguió récord ganador ni una sola temporada, hasta la llegada de Doc Rivers. En medio, Jim O’Brien (139-119, 53.9%) y el interino John Carroll por 36 partidos (14-22). Lo opuesto a la estabilidad era el común denominador de los Celtics de Wyc y Pagliuca, dueños mayoritarios desde 2002. El recuerdo de Red Auerbach, Bill Russell, Larry Bird o incluso Tommy Heinshon, comentarista junto a Mike Gorman, era nada mas que eso, un recuerdo de épocas mejores. 

Y entonces Ainge. Danny decidió que no era suficiente un roster con dos all stars y cambió el proyecto al completo. Antoine Walker se convirtió en  Raef LaFrentzChris MillsJiří Welsch y una futura ronda que se usó en Delonte West, aunque el trade salió mal para ambas franquicias — tan mal que Ainge acabó recuperando a Walker a los 16 meses. Pero era un aviso: hacer semifinales o finales de conferencia no es suficiente, aunque tenga dos estrellas en mi equipo. Algo que, si analizamos el equipo que había en 2013 o en 2017, vemos que ha repetido. Tras caer en primera ronda, traspasa a KG, Pierce y Terry; tras caer en las finales del Este ante LeBron, traspasa a Isaiah Thomas, un pick top-8, Crowder y Ante Zizic. 

¿Qué tiene la plantilla actual de Boston? Dos all stars perennes en Jaylen y Tatum, jugadores que van a estar año sí, año también luchando por ser all NBA e incluso all Defense. Y alrededor, piezas de complemento. Es cierto que Smart es mejor que Erik Williams o que Kemba tiene mejores números que Tony Delk, que Robert Williams tiene más futuro que Tonny Battie, pero la hipótesis es la misma. La situación no es tan distinta a la que Boston tenia en 2003, la principal diferencia es que Danny Ainge tuvo que suplir a Chris Wallace, más famoso por traspasar a Pau Gasol a los Lakers que por su época en Boston, mientras que Brad Stevens tendrá que tomar el relevo de Danny. Igual que en 2013 tuvo que tomarlo de Doc Rivers en el banquillo, cada reto mayor que el anterior. 

¿Será suficiente para Brad Stevens un equipo basado en dos superestrellas y piezas de rotación o decidirá cambiar a uno de ellos, Antoine Walker aka Jaylen Brown por un futuro más cercano? Solo el tiempo y los movimientos lo dirán.