The Finals, pick one, Stanley Cup, World Series, Hail Mary, Draft Day, power play, home run, playoffs, seed one, extra point… Hay muchos binomios en la lengua inglesa candidatos. Incluso Super Bowl, que maneja mucho marketing, no suena tan bonita. Pero ninguno, ninguno es tan mágico como este: GAME SEVEN.

Dos palabras y miles de significados: la vida y la muerte en un partido, la magia, la presión, el extra de intensidad, las grandes leyendas que nacen y las ilustres historias que mueren. El día que muchos sueños se desvanecen y la Cenicienta despierta o la noche que David quiere destronar a Goliath. Bienvenidos al primer game seven de 2018.

El último, en los playoffs del año pasado, cerró una serie de beef y heroísmos entre Boston y Washington con Kelly Olynyk decidiendo en el último cuarto. Un partido donde entre Thomas y Beal anotaron 67 puntos y que pasará a la historia como ‘The Olynyk Game’. Quién sabe si ese partido le valió un contrato de 50 millones por cuatro años.

Héroes del game seven

Desde su nacimiento, en 1951, la NBA estableció que las finales se jugarían al mejor de siete partidos. Con el paso de los años, la regla se fue extendiendo a las finales de división primero (1958), semifinales de división (1968) y a la totalidad de los playoffs con la llegada de las conferencias (1970). Desde 2003 tenemos cuatro rondas al mejor de siete. Cada año, quince opciones de tener un game seven.

Quince opciones de entrar en la leyenda de la NBA, como Willis Reed. A lo Cid Campeador, Reed llegaba como duda al séptimo de las finales de 1970 entre Knicks y Lakers. El center salió cojeando a pista, anotó los dos primeros tiros y generó una euforia que los Knicks aprovecharon para llevarse el partido. Su defensa sobre Wilt Chamberlain pasará a la historia.

Michael Jordan solo jugó tres, por ejemplo, perdiendo únicamente el primero el año antes de iniciar su primer three-peat. LeBron, en cambio, ha jugado seis con un balance de 4-2. No pierde uno desde 2008: 4-0 en los últimos 10 años con dos anillos (2013 y 2016). Kobe tiene mejor récord aún, 5-1. Ninguno como Bill Russel, claro: jugó diez, ganó diez. La mitad de ellos, en las finales.

Kobe Bryant celebra el anillo ganado en 2010 en un séptimo | Noah Graham/NBAE via Getty Images
Kobe Bryant celebra el anillo ganado en 2010 en un séptimo | Noah Graham/NBAE via Getty Images

El triple de Ron Artest en 2010 para sellar el título de los Lakers, el tiro de Don Nelson en 1969 para cerrar la victoria de los Celtics ante sus ex compañeros, el tapón de LeBron James y el triple de Kyrie Irving para remontar el 1-3. La magia del game seven. La narrativa que generan. El primer Larry Bird contra Magic Johnson desde la final de la NCAA en 1979.

En 1984 se escribió uno de los capítulos de oro de la historia de la NBA. Una semana antes de que Michael Jordan fuera drafteado, Larry Bird llevaba a los Celtics a las finales de la NBA con el mejor récord del Este. En la otra conferencia, Magic Johnson hacía lo propio con los Lakers. Primer duelo entre las dos grandes franquicias desde 1968. Decidió Larry, claro.

19 campeones se han decidido en un séptimo partido de la NBA, cuatro de ellos como visitantes [Boston 1969 y 1974, Washington Bullets en 1978 y los Cavs en 2016]. Pero no solo en finales se juegan game seven. El duelo entre LeBron y Pierce en las semifinales de conferencia en 2008, las famosas finales de conferencia entre Sacramento y Lakers en 2002 o el triple histórico de Mario Elie para remontar un 3-1 en las semifinales del Este en 1995. The Kiss of Death.

Más duelos en game seven: en semifinales de 1988, Wilkins se fue a los 47 puntos en un partido que moralmente superó a Larry Bird, pero el de Indiana, con 20 puntos en el último cuarto, forjó la victoria verde: 118-116. Fue 23 años después del histórico «Havlicek stole the ball, Havlicek stole the ball!»

El séptimo partido más famoso de la historia, eso sí, fue en 1957. Tras seis partidos entre St. Louis y Boston –siempre Boston, sí–, el campeón se decidiría en el séptimo. Bob Pettit se fue a los 39 puntos y 19 rebotes y los Celtics vieron cómo entre sus dos mejores hombres, Cousy y Sharman, sumaban 5/40 en tiros. Pero en doble-prórroga y con los rookies Bill Russell y Tom Heinsohn sumando 58 puntos y 55 rebotes, Red Auerbach ganó su primer anillo. Bonito, casi tanto como las palabras game seven.

La historia del game seven

El primer game seven en la historia de la NBA se disputó en 1951. Tres años antes, todavía en la extinta BAA, Warriors y Bombers jugaron un game seven pero no bajo el amparo de la actual NBA. En total se han jugado 127 séptimos partidos con 25 victorias del equipo visitante, la última en Utah en Los Angeles el pasado curso. 12 veces se llegó a prórroga, y como hemos comentado, en 1957 Boston y Hawks se fueron a doble tiempo extra.

Ha habido al menos uno cada año a excepción de doce temporadas, la última en 1999. Pero al contrario, el récord de más partidos a vida o muerte, cinco en una postemporada, es de 1994, 2014 y 2016. Muy reciente en los dos últimos casos.

Todas las franquicias NBA han jugado un game seven en su historia y solo Charlotte, Memphis y Pelicans no saben lo que es ganarlo (dos, tres y dos derrotas respectivamente). Boston ha jugado 30, ganando 22. Lakers, en cambio, tiene el récord de más game seven jugados en un año: tres en 1988, todos ganados. Igual que los Knicks en 1994, pero con los de New York perdiendo en la final.


Lee la entrada original en The Wing.


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