«Con el pick número 3 en el Draft de 2016, los Boston Celtics eligen a Jaylen Brown, forward, de la Universidad de California – Berkeley». Algunos abucheos, la ceremonia se celebró en Brooklyn y caras de sorpresa. Ni Buddy Hield, ni Kris Dunn, ni Jamal Murray. El elegido era un one-and-done que muchas franquicias habían ignorado por ser «demasiado inteligente para jugar a baloncesto en la NBA» o por no tener agente. Un tipo distinto.

Su año rookie, una mezcla de adaptación y aprendizaje. En un backcourt sobrepoblado, Jaylen fue suplente de Avery Bradley y Jae Crowder. Incluso Smart, fijo en los minutos finales de partido estaba por delante de Brown en la rotación. Pero a la que uno de los dos cayó lesionado, Brown aprovechó la oportunidad. «Estoy listo para ser importante». Dicho y hecho.

Mejoría a pasos agigantados

La revolución de Ainge en verano y sobre todo, la lesión de Hayward la primera noche del año, señaló a tres hombres. El primero, Kyrie Irving, que pasaba a ser dueño y señor de los Celtics. El segundo, Jayson Tatum, que de golpe se veía titular en un equipo con aspiraciones al anillo. El último, Jaylen Brown. Ya no solo tenía que suplir a Bradley en defensa, ahora tenía que hacer de Gordon en ataque. Un reto mayúsculo.

Esa primera noche, en Cleveland y televisión nacional, se fue a 25 puntos y 23 tiros a canasta. Un aviso de lo que se venía. En su segundo año promedia 14.2 puntos, solo Irving anota más que el sophomore, y la anotación no es la única mejora. Ha duplicado en asistencias, tiros y recoge un 85% más de rebotes. Solo un handicap: los tiros libres, donde ha bajado a un horrible 64.6%, cuatro puntos porcentuales menos que en su año rookie. Pero hasta en eso mejora.

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En el primer tramo de la temporada, antes del All Star Game, Jaylen destrozó registros con un 58.8%. Desde el parón, su promedio se ha disparado a un 89.7 con casi cuatro tiros por noche. Y esa es la gran esencia de Brown: mejorar, entrenar y llegar a ser sobresaliente, día tras día, dentro y fuera de la cancha.

De jugador de rotación a pieza clave

El curso pasado, con Jaylen en pista, los Celtics eran 2.2 puntos peores que el rival y cuando Brown se sentaba en el banco, Boston era 5.7 puntos mejor que el contrincante. En total, un diferencial -7.9 para Jaylen, el peor del equipo con más de 250 minutos. Pero ahora no es solo titular: es importante. Con él, los Celtics son 7.8 mejores que cualquier rival y cuando descansa, el adversario es 0.2 puntos mejor que Boston. Jaylen tiene un net-rating de 8 puntos: 15.9 mejor que el año pasado por 100 posesiones.

En defensa es clave, bajando los porcentajes del rival en un 6.9% [de 45.4% a 38.6%]. A DeRozan este año lo ha dejado en un 5/19, a Durant en un 50%, Bradley Beal 5/15, Donovan Mitchell 4/13, Wiggins 2/10, Klay Thompson en un horrible 3/12 y la lista es infinita hasta llegar a Jimmy Butler, LaVine, Danny Green o Bodganovic, que no han conseguido anotar una canasta ante Jaylen en más de 20 posesiones. Solo LeBron, Oladipo, JR Smith y Gary Harris le han anotado 5 tiros con +50%.

En ataque, Jaylen ha pasado a ser un jugador fijo en la rotación desde el banquillo, a jugar los minutos importantes. Solo Kyrie, rey del clutch y Tatum, nacido para los minutos claves de partido, han tenido más relevancia que Brown cuando el partido estaba en el filo. Sus porcentajes, además, se van al 52% [+5.9%] y 42.9% en triples [+4.8%] hasta llegar a ser el jugador que Stevens decidió que se jugaría el balón para ganar en Utah. Y no falló, claro.

Jaylen Brown fuera de la pista

Además de ser importante dentro de la pista, Jaylen Brown ha mostrado desde su llegada a la liga dos puntos conflictivos: el interés por la comunidad, especialmente la comunidad afro-americana, y la inmersión de los más jóvenes en la liga. El mayor ejemplo es Jayson Tatum, a quien adoptó como hermano desde la noche del draft. Tatum ha crecido bajo el brazo de Brown hasta convertirse en algo que Jaylen no pudo ser: un rookie candidato al ROY y una potencial estrella desde el primer minuto.

En la Summer League, primer contacto entre jóvenes y la NBA, organizó una fiesta para rookies y sophomores por debajo de los 21 años, para «hablar con ellos, construir relaciones». A ellos quiere llegar, especialmente a los que vienen de entornos más duros. Con la comunidad, Brown siempre se ha mostrado en primera línea en la lucha por los derechos de las personas de color.

Formó parte del movimiento que en verano jugadores como Curry o Durant promovieron contra Donald Trump y ha respondido duramente a comentarios como el famoso «Shut up and dribble» que recibió LeBron. Quiere ser alguien importante en la liga y no solo el balón naranja es la referencia. El cantante de Counting Crows en su momento propuso a Jaylen para convertirse en el segundo jugador de la historia en ser profesional en la NBA y formar parte del Senado de los Estados Unidos. Y Brown se lo podría estar pensando…


Lee la entrada original en The Wing.


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Foto: Scott Daniel Cooper – starting5online.com