Civilizaciones antiguas, desde Atenas a Roma, pasando por las metrópolis de la edad industrial francesas e inglesas: historia, mega-construcciones y ciudades mayúsculas capitales contemporáneas del mundo moderno. Londres, Berlín, París, Barcelona… y al otro lado del Atlántico, este, la naturaleza en su máximo esplendor. Si, lo sé. En Europa también existe, pero uno, no representa un atractivo turístico tan grande, o por decirlo de otra manera, la competencia es feroz; dos, aquí (en Sudamérica) es mejor. Y tres y más importante: tras siglos de colonización, violencia, racismo y odio, es hora de reconocer la victoria latina. 

¿Qué significa mejor? Buena pregunta. Salvo en baloncesto, donde mejor significa Michael Jordan de manera indiscutible, el término es subjetivo. Pero volveremos luego al punto dos. Hablando en términos de atractivos turísticos, en Brasil, uno visita Río de Janeiro, Sao Paolo y el Amazonas. En Colombia, Medellín, Cartagena y las playas de San Andrés. Y el Tayrona, y un poco el Amazonas también. En Perú el Machu Pichu, en Argentina la Patagonia… la lista es muy larga y sigue: Iguazú, los Andes, las playas de las Islas Galápagos o el columpio al final del mundo. Cada país tiene su maravilla, sea un punto turístico o un diamante oculto al resto del mundo. 

Europa es increíble, está claro. Pero por la cronología del continente, el atractivo es visitar la obra del hombre: ciudades, lugares, historia. La huella es imborrable. Tan magníficas como pueden ser en Estados Unidos o Canadá, Australia [¿hay relación en que ellas fueron colonias inglesas o francesas y Sudamérica fue hispano-portuguesa? Seguramente] o incluso el este de Asia, Japón, Corea y China. Son países jóvenes (Colombia 207 años, Argentina 201, Chile 191, Uruguay 189…) que todavía andan en pañales y con un sentido patriótico excesivo, Y sobre todo, porque la huella del hombre blanco imperialista marcó una etapa demasiado oscura de la que costó tiempo, sudor y sangre recuperarse.

Y volviendo al punto dos, sí, es mejor. La naturaleza abunda en Sudamérica por el mismo motivo que no lo hace en Europa: culpa nuestra (de los europeos, claro). Si fuera por Europa, durante el siglo pasado habríamos talado el 80% del Amazonas: entre 2000 y 2010 por suerte solo fue un 8%. La densidad de población en el sub-continente es de 22 habitantes por quilómetro cuadrado, 50 menos que en Europa. 100 es el total si miramos solo la Europa occidental. Y por necesidad, hemos convertido desde hace miles de años a nuestro continente en una consecución de ciudades, desde el siglo XVI hasta el día de hoy: nuevas, viejas, barrocas, romanas y alguna griega que queda en pie.

Es el duelo del hombre contra la naturaleza, y la naturaleza siempre gana. Es París contra Uyuni. Es Londres y Berlín contra el Salto Ángel y Kaieteur. Y es complejo de superar: Sudamérica tiene el río más caudaloso del mundo, la cordillera más grande, la mayor selva y si absorbemos a Centro América, la mayoría de islas paradisíacas del mundo y alguna que otra joya escondida. Si queréis ver los mejores 50 lugares que visitar en Sudamérica, aquí hay un pequeño listado. Y los que faltan.

* La única excepción real es Australia, una potencia con lugares como Sídney o Melbourne pero tan extensa que podemos encontrar rastros de naturaleza: Whiteheaven, the Great Barrier, Ulluru… pero Australia está por encima del bien y del mal.

** Este artículo se puede extrapolar a África o el sudeste asiático. Sí, el dinero importa. 

[Evidentemente, me parece hasta absurdo recordarlo, pero hagámoslo por si hay sorpresas: esto es mi humilde opinión.
Ya hemos dicho que el concepto mejor es subjetivo. ]